martes, 21 de mayo de 2013

Elías en el Desierto

" Y él [Elías] se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres." 1 Reyes 19:4 (RVR1960) 

El nombre Elías significa "Jehová es mi Dios". Es considerado, junto con Moisés, el profeta más importante en el Antiguo Testamento. De hecho, Jesús se encuentra con ellos dos en el monte de la transfiguración (Mt 17). Elías había alcanzado en su momento una gran fama en Israel, mucho más que los demás profetas. Y sin embargo, en propias palabras del autor de la Epístola de Santiago, "Elías era un hombre de pasiones semejantes a las nuestras", alguien que podía también atravesar una crisis de fe, e incluso, caer en la depresión. 

En un principio vemos a Elías valiente, audaz y victorioso; alguien que experimenta el poder sobrenatural de Dios con facilidad y en todo momento para realizar las obras más extraordinarias. Desafió a Acab y su esposa Jezabel, detuvo la lluvia nada más y nada menos que por tres años, fue sustentado milagrosamente por un cuervo, multiplicó el aceite de una viuda pobre, resucitó a un muerto, hizo que lloviera luego de una prolongada sequía, derrotó a los profetas de Baal y Asera, hizo caer fuego del cielo. Parecía alguien invencible, lleno de la presencia de Dios.

Pero de repente, en el capítulo 19 de 1 Reyes, nos encontramos con un Elías temeroso, huyendo como un cobarde, agotado al extremo, deprimido y queriendo morir ¿Qué lo llevó a ese estado tan lamentable? ¿Cómo pudo de un instante a otro caer de un lugar tan alto a lo más bajo? ¿Qué hizo y cómo lideó con su depresión? ¿Cómo la atravesó?

Elías había pasado mucho tiempo trabajando de manera incansable para el Señor. En esa época -siglo noveno antes de Cristo- reinaba el rey Acab, quien "hizo lo malo ante los ojos de Jehová, más que todos los que reinaron antes de él" (1 R 16:30). Su esposa, Jezabel, era la hija del sacerdote y rey pagano de Sidón. Acab comenzó a servir a los ídolos de su esposa, por lo que la adoración al dios Baal se terminó generalizando en Israel. Debido a esto, el profeta Elías retó a los 450 profetas de Baal en presencia de todo el pueblo. Allí demostró que Dios era un Dios vivo y poderoso, quien mandó fuego del cielo para que se consumiera el holocausto. En contraposición, el dios Baal que aquellos profetas adoraban no dio señales de ningún tipo, avergonzándolos en gran manera. En consecuencia, todo el pueblo adoró a Jehová y creyó en Él. Elías mandó a capturar a todos los 450 profetas y los degolló en el arroyo de Cisón.

Jezabel se enteró de todo lo sucedido por medio de su esposo Acab, de manera que mandó un mensaje a Elías amenazándolo de muerte. Elías decidió huir temeroso por su vida. Fue así que terminó en el desierto deseando morirse ¿Cómo es que este gran profeta pudo contra 450 profetas de Baal pero no pudo enfrentarse contra las amenazas de la reina Jezabel?

 Elías había caído en el desánimo, en la desesperanza y desesperación. Había trabajado y orado mucho para que el pueblo se arrepintiera y se convirtiera a Jehová. Sin embargo, la reacción de Jezabel le demostró que por más obras milagrosas que hiciera, ambos reyes no cesarían en seguir idolatrando a Baal, y su mal ejemplo seguiría influenciando al pueblo de Israel. Todos sus esfuerzos parecían haber sido en vano, y sus expectativas no habían llegado a cumplirse. 

Sin siquiera consultar a Jehová, algo inusual en el profeta, decidió huir al desierto. En un principio, Elías había ido a refugiarse allí para salvar su vida. Pero luego de un día de camino, se sentó bajo un enebro y clamó a Dios para que le quite la vida. Claramente, estaba sufriendo una depresión, ese debilitante padecimiento que afecta a la persona en su totalidad impactándola negativamente a nivel espiritual, mental, emocional y físico.

Cómo Dios maneja la depresión de Elías

Dios envió a un ángel para que cuidara de las necesidades físicas de Elías, dejándolo descansar y proveyéndole de alimento. Tan sólo lo despertó para que comiera. Dios sabía que su cuerpo estaba agotado y necesitaba recuperar las energías. "Y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse." (1 R 19:5-6)

Luego, Elías caminó por el desierto por cuarenta días, pareciendo deambular sin rumbo fijo. Desde que huyó de las amenazas de Jezabel, Elías en ningún momento pidió consejo y ayuda a Dios, tampoco buscó refugio en Él. Sin embargo, Dios es paciente con sus criaturas y no lo abandonó en ningún momento. Todo lo contrario, Él esperó a su siervo hasta que éste pudiera abrirle su corazón y escuchar así su Palabra. 


La depresión se parece mucho al deambular sin sentido de Elías en el desierto. Uno se refugia en el sueño, sin siquiera preocuparse por comer ni beber. Se aleja de todos, adentrándose más y más en la soledad. Uno también se va alejando de Dios, dudando de que el Señor lo quiera proteger y ayudar. 

Cuando Elías finalmente llegó a Horeb, se metió en una cueva. La depresión fue llevando al profeta a aislarse cada vez más, buscando cobijo en donde no debería. De estar caminando sin rumbo por la aridez del  desierto terminó escondiéndose en la oscuridad de una cueva. Pero Dios lo acompañó durante todo ese trayecto. No lo juzgó ni lo reprochó. Él entendía la situación que su siervo estaba atravesando, y lo alentó más de una vez a pensar por qué llegó allí, qué lo llevó a terminar en ese lugar. 

Dios siempre fue muy cuidadoso y tierno en su trato con Elías. Con suavidad lo ayudó a que apartara su mirada de los problemas y su miseria, y la pusiera en Él. Dios usó preguntas para que Elías saliera de su encierro y pudiera asincerarse, confesarle qué era lo que realmente lo estaba angustiando. Es así que finalmente el profeta le respondió: "He sentido un vivo celo por Jehová Dios de los ejércitos; porque los hijos de Israel han dejado tu pacto, han derribado tus altares, y han matado a espada a tus profetas; y sólo yo he quedado, y me buscan para quitarme la vida." (1R 19:10)

El problema de Elías era que había caído en una crisis de fe que ahondaba su desesperanza. Dudó desde un primer momento de que Dios pudiera protegerlo contra las amenazas de Jezabel. Y también dudó de la soberanía de Dios, por lo que le preocupaba ser el único profeta que había quedado en todo Israel para defender su causa. Tenía arraigado en su pensamiento la idea de que él mismo era indispensable y que oh pobre Dios no tenía quién más luchara por Él. Ignoraba la total independencia de Dios y su carácter de completo Soberano. Si bien Dios usa individuos para llevar a cabo sus planes, nunca depende de ellos para lograr sus Propósitos. 

Dios, en su eterna misericordia, comprendía el sentimiento de fracaso que sentía Elías, aunque sabía bien que venía de una concepción errónea sobre Su Persona. Se daba cuenta de que Elías había perdido la confianza, la esperanza y la fe. Por esa razón, le ordenó que saliera de la cueva, rechazando la manera en que eligió protegerse y esconderse, para mostrarle que Dios mismo debía ser su único refugio. Su invitación a encontrarse con Él serviría para corregir su limitada visión de las cosas, especialmente en relación a Su Soberanía. 

 Antes de que Elías saliera de la cueva, cuatro eventos sucedieron, de los cuales tres fueron espectaculares: "Un grande y poderoso viento que rompía los montes y quebraba las peñas (...) tras el viento un terremoto (...) y tras el terremoto un fuego (...) y tras el fuego un silbo apacible y delicado" (1R 19:12). En ninguno de los tres primeros se encontraba Jehová. Elías se percató de ello, y sólo reconoció la presencia de Dios cuando escuchó ese pequeño y delicado sonido. Fue sólo cuando oyó ese suave murmullo que Elías cubrió su rostro con su manto, en un claro acto de reverencia, y salió de la cueva. Son las almas gentiles las que se conmueven más por la ternura de la misericordia de Dios que por sus actos sobrenaturales.

Elías tenía que aprender que Dios trabaja principalmente a través de Su Palabra para traer un cambio en la vida de las personas, y no tanto en los milagros y sucesos espectaculares. Dios honra siempre Su Palabra, nunca la relega a un segundo plano. Como en el caso de Jezabel, no importaba cuántos milagros podía hacer Dios a través de Elías, ella ya rechazaba de lleno la Palabra de Dios. 

Esto demuestra la importancia y necesidad de permanecer en la Palabra, el único lugar donde podemos escuchar a Dios hablando en la quietud de nuestra alma. Es ahí donde podemos poner nuestra atención en Él y aplicar su verdad en nuestras vidas.

Una vez que Elías salió de la cueva, Dios se presentó y le hizo la misma pregunta: "¿Qué haces aquí, Elías?" (1R 19:13). Pero la respuesta del profeta siguió siendo la misma, demostrando cuán arraigados estaban sus sentimientos de rechazo y dolor; cómo seguía aferrándose a ese pensamiento equivocado para lidiar con su desilusión y supuesto fracaso. 

Dios, en cambio, le encomienda a Elías una nueva tarea haciéndole entender que Dios es Soberano, Él está en control. El esfuerzo y trabajo del profeta no había sido en vano. De hecho, Elías no estaba solo como él pensaba, sino que Dios ya se había reservado 7000 israelitas que no habían "doblado sus rodillas a Baal" (1R 19:18)

 La historia de Elías nos enseña que no es tanto en el lugar de la victoria donde descubrimos quién es verdaderamente Dios; sino que es en la soledad, cuando las cosas no salen como esperábamos y las personas nos decepcionan, cuando descubrimos la soberanía de Dios y su fidelidad para con su pueblo. Es en esos momentos cuando Su misericordia se hace más presente en nuestras vidas. Dios con Su amor y paciencia infinitas siempre nos espera a que salgamos de nuestras cuevas para colocarnos en Su presencia.

12 comentarios:

  1. Gracias, he entendido el significado espiritual de la depresion

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  2. Gracias, he entendido el significado espiritual de la depresion

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  3. Eran 850 profetas paganos. (I Reyes 18:19) 450 profetas de Baal y 400 profetas de Asera. El profeta Elías degollo 850 falsos profetas..

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  4. He vivido esas etapas que vivio Elías y puedo decir que ya he salido de mi cueva y seguiré trabajando para Dios grasias por este devocional. Es de gran bendición.

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    1. Dios en su infinita misericordia nos ama nos cuida y tiene toda la respuesta para sus hijos si le creemos

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  5. Que hermosa reflexión esto nos indica q Dios esta con nosotros en lugares de delicados pastos también en el valle de sombra y muerte

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  6. hermosa ensenansanos muestra las misericordias nuevas de cada manana que su palabra es como la lluvia que da fruto a su tiempo

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  7. Muy interesante reflexión acerca de la depresión, hoy en día somos muchos que pasamos por esto, y que bien explicado a través de la palabra de Dios.

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  8. Muy interesante, gracias por compartir

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  9. Que lindo muchas gracias ....exelentisimos post....que mejor psicólogo q nuestro padre de amor y misericordia

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  10. Gracias, he estado observando y en varios casos el propósito de Dios era llevar al desierto, pero en este es Elías el que escoge ir, pero Dios va delante de él, observándolo, escuchándolo sustentando lo y preguntándole ¿Que haces aquí? Que gran enseñanza preguntarnos en esos momentos de vida donde todo se hace difícil

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