lunes, 17 de junio de 2013

Dios es Fiel

Cuando atravesamos momentos de intenso sufrimiento, o caemos en la depresión, solemos dudar de la fidelidad de Dios. Dejamos de creer en sus promesas e incluso podemos llegar a pensar que nos olvidó, le somos indiferentes o ya no le importamos más.  En realidad, lo que estamos haciendo es escuchar las mentiras de Satanás, provocando con ello que nuestra fe se vaya erosionando. Y cuanto más nos dejamos influenciar por ellas, más caemos en la desesperanza y la duda. Es ahí cuando nuestra imagen de Dios se va distorsionando y el conocimiento que tenemos sobre Él se va alejando cada vez más de la verdad. Empezamos a tomar las mentiras de Satanás como verdades mientras las vamos aplicando a nuestras vidas. Pensamos que Dios ya no nos quiere, que Él no es fiel a sus promesas, que no se preocupa por nosotros y no nos quiere sanar. En otras palabras, le adjudicamos a Dios lo que hace Satanás.

La depresión y el sufrimiento suelen arrastrarnos con fuerza hacia esos lugares donde abunda la mentira. Es por ello que la lectura constante de las Sagradas Escrituras junto con la oración incesante se vuelven elementos cruciales para no caer en la trampa. Termina siendo una cuestión de vida o muerte. Si nos dejamos influenciar por las mentiras, que sería todo pensamiento negativo, nos estaríamos dejando arrastrar hacia la muerte. Y esto es lo que Satanás quiere, como bien nos enseña el Apóstol Juan, "El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir" (Jn 10:10) En cambio, si nos aferramos a la Palabra, a la Verdad, estaríamos abriéndonos camino hacia la Vida, ya que Cristo ha venido para que tengamos vida, y para que la tengamos en abundancia (Jn 10:10).  

Creer en la fidelidad de Dios nos ayuda a no caer en las mentiras. Esperar a Dios creyendo que Él es fiel a sus promesas es una manera importante de resistir al Diablo y sus deseos de muerte dirigidos hacia todos nosotros. Como nos enseña Santiago, debemos someternos a Dios y resistir al Diablo; de esa manera, él huirá de nosotros (Santiago 4:7). Es por ello que durante la depresión es crucial que nos resistamos como podamos a las mentiras que trata de hacernos creer Satanás. Debemos creerle a Dios, creer en sus Promesas, y confiar en que Él es fiel. Dios nunca abandona a su pueblo. 

Si tenemos dudas, si estamos lidiando con una mentira, entonces hagámosle caso a Dios cuando nos dice: "Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces" (Jeremías 33:3). Porque Dios es un Dios que no sólo ama la Verdad, sino que también la enseña. De hecho, la ignorancia, al llevarnos a hacer, decir, pensar y seguir cosas erróneas, es en cierta manera un pecado. El profeta Isaías bien lo dice: "Por tanto, mi pueblo fue llevado cautivo, porque no tuvo conocimiento"(Isaías 5:13). Como también el profeta Oseas: "Mi pueblo fue destruido, porque le faltó conocimiento. Por cuanto desechaste el conocimiento, yo te echaré del sacerdocio; y porque olvidaste la ley de tu Dios, también yo me olvidaré de tus hijos"(Oseas 4:6).

Como dijimos al principio, creer en la mentira conduce a la muerte. Pero creer en la verdad nos lleva a la Vida. No nos dejemos convencer por todas esas mentiras que nos invaden durante la depresión. Cuando eso pase, recurramos a La Palabra de Dios. Su Fidelidad está intrínsecamente relacionada con la Verdad. Lo que es verdadero es siempre confiable. Y Dios no puede mentir, ya que no forma parte de su naturaleza. Por esta razón, podemos confiar en que Él va a hacer exactamente lo que prometió, el ser un Dios perfectamente confiable, cuya Palabra siempre se cumple.


Dios no es hombre, para que mienta,
Ni hijo de hombre para que se arrepienta.
El dijo, ¿y no hará?
Habló, ¿y no lo ejecutará?

                                                     - Números 23:19




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